El final es apenas el principio
Octubre 22 de 2023
Juntos por el cambio, el frente que ya fracasó con la gestión de Mauricio Macri y ahora pretende lograr una segunda oportunidad, ha hecho su campaña con la idea de “terminar con el kirchnerismo para siempre”. Como si fuese posible erradicar de toda la sociedad la idea de vivir de otros cuando una familia no ha logrado, durante décadas, obtener el sustento con el trabajo. Hay millones de personas que no pueden pagar un alquiler, los alimentos, los servicios de luz, agua y gas, el internet y una prepaga. No hablar de obtener créditos para comprar un auto o una vivienda. O costear una educación de calidad para sí o para sus hijos. Una parte de la explicación de por qué nacen menos hijos en este país. Dejaremos de lado los otros motivos igualmente importantes.
Esta ilusión de que vivir de arriba se termine para siempre es solamente un slogan ara la clase media que trabaja en blanco y es esquilmada por el Estado Benefactor. Los líderes de este frente socialdemócrata que se auto titulan “racionales” y “equilibrados” respecto a otras propuestas son quienes no han podido presentar un plan económico para frenar el peligro inminente de la hiperinflación, las devaluaciones, la bomba de las Leliq y solamente aspira a un muy moderado déficit cero. Como si esa medida permitiese resolver la gravedad de esta situación tan crítica que algunos han comparado con anteriores crisis que no nombraremos. El votante gorila endulza sus oídos con cierta reducción impositiva en un plan a largo plazo, la promesa de encarcelar corruptos kirchneristas (de los otros no se dice nada), la quita de retenciones al campo y la promesa de obtener divisas fáciles con la exportación de Vaca Muerta, la joya de la corona que tanto anhelan los políticos tanto del kirchnerismo como de cambiemos. Depositan su esperanza en la moderación y los buenos modales, y quizá algunos también en la construcción de una cárcel con el nombre de Cristina Fernández. Pero nada dicen de la segunda devaluación que vendrá luego de los resultados de las elecciones, no importa quien gane.
En el cierre de campaña de Javier Milei habló Alberto Benegas Lynch (h.) frente a una multitud de personas en el Movistar Arena. Una de las cosas que dijo fue que el líder de la Libertad Avanza ya había ganado sólo por el hecho de haber logrado correr el eje de la discusión pública. En mis palabras, este corrimiento del eje ha obligado a candidatos de centroizquierda a hacer declaraciones que corresponden a lo que ellos consideran “la derecha” y son de sentido común. Durante toda la campaña y con la confirmación del triunfo de Patricia Bullrich sobre Rodríguez Larreta, se comprobó que el electorado desea cambios más rotundos. Y el hecho de que Javier Milei haya sido el candidato con más votos en las PASO lo vuelve a confirmar. Por su parte, Mauricio Macri, luego de coquetear con el líder de la Libertad Avanza y recibir reproches públicos y privados de su coalición, no le quedó otra que declarar que acompañaba a Patricia Bullrich y que solamente ella podía garantizar la gobernabilidad.
Pero las cosas no son tan sencillas y un escenario de tres tercios es una desconocida excepción en las elecciones argentinas de los últimos tiempos. Hay límites entre los votantes de Larreta que podrían no volcarse en el voto a Patricia Bullrich, mucho menos moderada y con un equipo económico que recuerda al gobierno de Menem. Por su parte, el hijo de Alfonsín, líder una de las facciones de la Unión Cívica Radical, se mostró públicamente con el gobernador Axel Kiccilof. Lo que podría seducir muchos votos del radicalismo de izquierda hacia la candidatura de Sergio Massa. Los insultos y ataques cruzados entre Javier Milei y Patricia Bullrich en estos días, son claras muestras de la desesperación por el escenario logrado.
Por otra parte, estamos cada vez más, frente a una nueva formulación de las elecciones. No solamente porque hay mayor población joven con la posibilidad de votar y eso desespera a los mayores, sino porque ha cambiado rotundamente la manera de ver la política. Algo que los votantes clásicos, mayores de cincuenta años, no logran comprender. Hoy los mensajes son distintos y también la forma en que intercambian. Para reseñarlo, basta pensar que los mayores siguen insultándose en la app Facebook mientras que los jóvenes scrollean en Tik Tok. Que un meme puede resumir en una imagen ideas bastante complejas de todo un sector de la población, mientras los candidatos siguen valiéndose de la pauta publicitaria y los programas de televisión que ya casi nadie ve. El cuadro que sigue, algo nos dice al respecto:
El escenario es de una incertidumbre que, hoy por hoy, no hay quien pueda predecirlo. Todas las encuestas han fallado. La política clásica ya no existe o está en transición. Hay un candidato que prácticamente no existía hace 3 años que hoy es una de las principales fuerzas comprometidas para las elecciones generales junto a la coalición Juntos por el Cambio (Pro + una parte de la UCR) y Unión por la Patria (peronismo clásico + kirchnerismo).
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[…] hecho nuestras críticas al liberalismo clásico en dos escritos: Los neomaritaineanos[1] y Liberalismo clásico, constitucionalismo y orden social cristiano[2]. Pero a […]
[…] [xiv] Ver: http://debatime.com.ar/derechos-de-propiedad-el-escarmiento-del-proyecto-ecologista/ […]