Un estilo de gobierno (Parte 1)
Hay dos opiniones atendibles y opuestas acerca del estilo de liderazgo del presidente Javier Milei. Ambas fueron publicadas en el diario El Cronista.
La primera nota pertenece a Sergio Berensztein [1]. Es concreta y describe el estilo Milei de la siguiente manera: “la confrontación le redunda en mayores ganancias que pérdidas. Con altísimas dosis de ambición y algo de temeridad, ha dejado expuesto que pretende cambiar la cultura política argentina, con modificaciones tanto en las formas como en los contenidos.” Estilo que algunos han descripto más vulgarmente como “si alguien lo confronta, Milei aprieta el acelerador”.
Que esto es cierto, nadie lo duda. Basta pensar en los modos de Mauricio Macri cuando ejercía la presidencia: Iniciaba una acción y frente a opositores y supuestos aliados que lo enfrentaban, volvía para atrás la medida. Eso le trajo graves inconvenientes.
La otra opinión es la de Lucas Romero [2]. Reconoce la necesidad del ajuste económico pero sostiene que Milei debe priorizar el consenso político lo más amplio posible. Eso le permitiría tener leyes, confundiéndolas con decisiones. Reconoce que la caída de la Ley Bases significó una pérdida en el bolsillo de los ciudadanos y el estilo confrontativo de Milei no contribuye a crear un clima social propicio. Cree que el dolor de la gente que sufre el ajuste sería atenuado si el clima social fuese mas moderado.
Lo que no entiende Romero es que del otro lado, tanto en la oposición kirchnerista como en los supuestos legisladores de la alianza que no la ven, piensan diametralmente opuesto al proyecto del presidente votado por el 56% de los votos. No quieren acordar un punto medio porque están abiertamente en contra de achicar el Estado. Creen y rinden culto a la avasallante presencia del Estado en la vida de todos y, muchas veces, ellos mismos son los principales beneficiarios de cada fondo destinado a distintas problemáticas. Han convertido al Estado en una máquina de esquilmar al contribuyente, alterando los precios, obstaculizando la creación de riqueza con impuestos distorsivos y subsidios que desfinancian para luego tomar deuda interna y externa. Nunca les preocupó el déficit fiscal ni la emisión monetaria.
El estilo de liderazgo del outsider de la política que tanto repudio genera en la burocracia estatal es también su mismo contenido: en lugar de formular nuevas leyes, las deroga. Lo que desea es desmantelar toda la abultada legislación que obstruye la creación de riqueza. En lugar de regular precios, los libera. Sabe que es imposible que el Estado pueda aumentar el poder de compra de los ciudadanos sin pagar consecuencias gravísimas en el corto plazo. A diferencia de los legisladores opositores, sabe de economía y tiene principios morales.
NOTAS:
[1] https://www.cronista.com/columnistas/la-confrontacion-como-metodo-de-accion-politica/
[2] https://www.cronista.com/columnistas/no-es-lo-mismo-un-ajuste-por-las-buenas-que-por-las-malas/
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