Alberdi 2

Juan Bautista Alberdi – Errores de Mitre sobre el origen de la revolución argentina

Unos niegan que la revolución haya sido obra de los pueblos, otros que de los jefes y directores. Es negar, de una y otra parte, que la revolución de América ha tenido origen en América. Y esta es la verdad dicha y confesada por uno que la presencio – Belgrano – y que no hacía de su testimonio histórico un instrumento de lisonja para mendigar votos al pueblo.

La revolución, según el lenguaje de los documentos, fue, en gran parte, obra de Europa, realizada en Europa, donde estaba la autoridad de que dependía América. Donde desapareció esa autoridad, allí desapareció esa dependencia; allí se operó, de hecho, la revolución de América.

Saavedra llamó a esos acontecimientos la breva madura; y Belgrano les atribuyo toda la obra de la revolución. Son los sucesos de España de 1808.

El inconveniente de este modo de explicar la revolución de Sud América, es que no halaga la vanidad de los pueblos americanos; y los que no escriben, historia o política, sino con el fin de halagarlos, prefieren atribuirles a ellos solos, todos los orígenes de la revolución. La verdad es, para ellos, un delito de lesa América, falta de americanismo.

¿Que resulta de esto? Lo hemos dicho ya: el error y extravío en que esta toda la política exterior americana, con daño de su población, de su riqueza y de su civilización. Falsificad el sentido de la historia y pervertís por el hecho toda la política.

Mitre hace tres estudios y tres objetos de invenciones distintas, de los colores de la escarapela y de la bandera argentina: estudia

– el origen de los colores;
– Origen de la escarapela;
– Origen de la bandera.

Y a Belgrano lo hace el inventor de la bandera.
Belgrano era el yunque de la Junta: Moreno era el martillo” – dice Mitre. Y yo le pregunto: ¿quien era el herrero? – “Entre los dos forjaban la espada de la revolución“, dice él.
Pero entre un yunque y un martillo, no pueden hacer una espada: los tres son instrumentos; falta el artífice. ¿Cual es? El siglo, las cosas, verdaderos revolucionarios de mayo.

Según Mitre, “Belgrano no era un hombre de gobierno para épocas revolucionarias”. Sin duda quiere decir que Belgrano no era hombre para formar parte de esos gobiernos que hacen revoluciones, es de decir, que no son gobiernos, que desgobiernan en vez de gobernar, que trabajan contra su instituto, pues la idea de gobierno es contraria a la de revolución. Desde que una revolución se hace gobierno es contraria a la de revolución. Desde que una revolución se hace gobierno deja de ser revolución; es el orden normal, es la ley, es la autoridad legitima. Consolidarse, afirmarse, no es revolucionar.

Segun Mitre, Belgrano no servía para gobernante revolucionario, porque tenía tres defectos: estaba “exento de ambición, era manso por naturaleza y modesto por carácter“. Según esto, para Mitre, el gobernante de revoluciones debe tener tres calidades: ambicioso, bellaco e inmodesto o desvergonzado.

Nada de ironía, Mitre dice esto seriamente.

A moreno le hace el favor de adjudicarle estas calidades, puesto que lo declara el hombre ad hoc, para el gobierno, en que Belgrano se eclipsó. Pero Moreno, con todas las calidades férreas que Mitre quiere darle, no se eclipsó menos pronto que Belgrano, en el gobierno de mayo. En diciembre ya no estaba en el poder, y de siete meses se compone toda su vida de hombre de Estado. Belgrano, el hombre manso por naturaleza, siguió dando batallas y trabajando hasta que murió, en 1820, por la independencia.

Es verdad que, muerto en el mar, de viaje para Inglaterra, en 1811, Moreno tuvo tiempo de hacer tanto como Belgrano. Sea enhorabuena; pero admitamos que, por ese motivo u otro, no hizo lo que Belgrano; es injusto poner a éste en inferior nivel por la razón que hizo lo que pudo hacer. Moreno tuvo la dicha de morir por 33 años. Belgrano vivió hasta 50. La posteridad es así: paga mejor las promesas que las obras; las esperanzas, que las realidades. Mitre es órgano dócil de esa manera de administrar la justicia histórica.

 

Fuente: Alberdi, Juan Bautista, Grandes y pequeños hombres del Plata, Bs. As., Editorial Punto de Encuentro, 2007, pp. 47-49




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