Ecologismo, cuarentena, consecuencias y contaminación
Ecologismo, cuarentena, consecuencias y contaminación
Mientras los distintos gobiernos del mundo ejecutan medidas de confinamiento que agravan -en distintos grados- el panorama económico mundial, diversos grupos ecologistas han aprovechado para esgrimir “cuánto se ha reducido la contaminación” gracias al detenimiento de las actividades humanas[i].
Pero estas medidas no traerán sino catastróficas consecuencias inmediatas, como informa el Programa Mundial de Alimentos de la ONU, el cual estima que “alrededor de 265 millones de personas en países de ingresos medios y bajos sufrirán inseguridad alimentaria aguda a finales de 2020”[ii], en caso de no reactivar la maquinaria económica de inmediato.
Esto no parece afectar prima facie a los militantes ecologistas, que, de Paul Ehrlich en adelante, han tenido entre sus filas a personajes de sobra que no han titubeado en poner de manifiesto expresamente la incesante necesidad de reducir la población mundial. El propio Ehrlich así lo ha hecho desde 1968, bajo la premisa de que debido al “desbalance” entre población, recursos y contaminación, –para la década de 1990, según estimaba- “la humanidad, de cualquier modo, [iría] hacia el desastre a causa de las hambres masivas”.
Resulta interesante destacar que, los lugares en los que el detenimiento económico repercutirá de forma más marcada son, de hecho, los países en vías de desarrollo o de Tercer Mundo, precisamente donde Ehrlich hizo hincapié durante toda su vida académica, debido a que son los que tienen un mayor desarrollo demográfico y causan, en general, mayores emisiones de gases contaminantes debido a su necesidad de desarrollo económico.
La militancia ecologista ha sabido usufructuar el estancamiento económico global, que traerá -si no lo hizo ya- la penuria a millones y millones de seres humanos, para reafirmar la tesis de que en verdad somos un “cáncer”[iii] para el planeta, y que, a falta de actividad humana, el mismo se “recupera”. Aunque también hay quienes han sabido afirmar que, en verdad, la pandemia es culpa de la humanidad, al arrasar con la deforestación el hábitat de numerosas especies[iv], como los murciélagos, haciendo caso omiso al relato oficial de la OMS. Cabe destacar, en este sentido, que en China, lugar donde se produjo el virus, “en la actualidad, la superficie forestal está creciendo en más de dos millones de hectáreas por año”[v], y el mundo, en general, “es literalmente un lugar más verde que hace 20 años”[vi], en parte, gracias a los alimentos genéticamente modificados, que tan bastardeados son por los sectores ecologistas.
Pero en cualquier caso, ambas teorías corren en la misma dirección: el ser humano constituye un mal para el planeta; y ya sea que se produzca un cese en sus actividades sobre el mismo, este se recuperará, o, por el contrario, las mismas traerán consigo males como respuesta.
El parate de la economía mundial ciertamente ha contribuido a la reducción de emisiones de contaminantes, a costa de la inseguridad económica y alimentaria de millones de personas. Y pese a que se crea pertinente o no haber establecido una serie de restricciones a la sociedad –pues no es el tema que nos proponemos abordar en el presente-, ciertamente pocos se atreverían a afirmar que nos encontramos en una situación conveniente o deseada. Pero resulta que no es necesario destruir la economía para reducir los niveles de polución.
Encontraremos algunos ejemplos de lo dicho en las emisiones antropogénicas totales de dióxido de carbono en los Estados Unidos, las cuales se redujeron, entre 1990 y 2010, en un 60%. En cuanto a las emisiones de óxidos de nitrógeno, lo hicieron en un 48%. Los niveles de emisión de compuestos volátiles también lo hicieron en un 49%, los de dióxido de azufre, en 67%, y los de materiales particulados, en 34%[vii]. A su vez, las emisiones anuales de dióxido de carbono en Gran Bretaña se han reducido hasta posicionarse a la mitad de lo que era su nivel en la década de 1960[viii]. Suiza y Alemania, por su parte, constituyen otro ejemplo de lo dicho, en la medida en que ambos han reducido sus emisiones anuales de dióxido de carbono de forma ininterrumpida desde 1990[ix]. Estos solo son algunos ejemplos de las mejoras ambientales que el mundo ha vivido durante las últimas décadas, sin la necesidad de detener el desarrollo económico ni poner en peligro la vida de millones de seres humanos[x], y que al ecologismo no parecen alcanzarle.
Aunque prima facie, podría parecer que estos son, de hecho, “logros de las legislaciones ambientales” promovidas por los estados, en verdad, no lo son realmente:
De los resultados colectivos de los deseos humanos, han sido más valiosos para el desenvolvimiento social los deseos que fomentaron la actividad privada y la cooperación espontánea que los impulsaron a obrar por medio de la intervención gubernamental […] Los gobiernos han perturbado y entorpecido contantemente […] [el] crecimiento, no favoreciéndolo nunca […] No es al Estado a quien se debe la multitud de inventos útiles […] No ha sido el Estado el autor de los descubrimientos en física, química, etcétera, que sirven de guía a los fabricantes modernos; como tampoco ideó las máquinas para fabricar objetos de todas las clases, para transportar a los hombres y a las cosas de un lugar a otro y para aumentar de mil modos nuestro bienestar […] Prívese al mecanismo político de estas ayudas que le [ha] prestado la ciencia […] déjeselo solo con lo que han inventado los funcionarios del Estado, y su vida cesará pronto.[xi]
Resulta evidente que es la innovación tecnológica la que ha permitido mejoras en el desempeño ambiental, y esta viene de la mano de los países que más se acercan a una economía de mercado, y a su vez, favorecen al resto de naciones. Si nos remontamos a la conclusión de Adam Smith, sabremos que los países que comercian se enriquecen, pero, además, sus economías -industrializadas o no- se hacen de las innovaciones tecnológicas que han producido los países desarrollados anteriormente. Decía Frédéric Bastiat:
El orden social natural ha sido arreglado tan artísticamente […] [que] ha dispuesto las cosas de tal manera que ningún hombre puede trabajar honradamente para sí mismo, sin trabajar al mismo tiempo para todos […] La humanidad forma una cadena admirable en que se realiza el milagro de que los primeros eslabones comunican a todos los demás un movimiento progresivo cada vez más rápido hasta el último.[xii]
Pero, a su vez, fue muy claro cuando especificó que tanto el papel de “las reformas y los reformadores” fungía con gran importancia, pero “no para trastornar las leyes sociales, sino para combatir los obstáculos artificiales que turban y pervierten su acción”[xiii]. Con esto se refería a privilegios, monopolios, trabas al sistema de mercado, que no hacen sino retrasar el avance y progreso de la sociedad.
Queda claro que, aunque el mundo ha medrado a lo largo de las últimas décadas en cuanto a su desempeño ambiental, la militancia ecologista en general prefiere elogiar el resultado de un confinamiento económico que tendrá como consecuencia cientos de miles de muertes humanas a causa del desabastecimiento.
[i] Como es el caso de Greenpeace (Ver: https://es.greenpeace.org/es/noticias/asi-ha-bajado-la-contaminacion-durante-el-estado-de-alarma-por-el-coronavirus/), del sitio web Carbon Brief (Ver: https://www.carbonbrief.org/analysis-coronavirus-set-to-cause-largest-ever-annual-fall-in-co2-emissions), entre otras.
[ii] Ver: (https://es.wfp.org/noticias/covid-19-duplicara-numero-personas-hambre-si-no-se-actua)
[iii] Ehrlich, P., Ehrlcih, A. ”La explosión demográfica” (1993); Barcelona. Ed.: Salvat. p. 13
[iv] Vease: (http://www.fao.org/3/a0789s03.html) y (https://www.ecoportal.net/covid-19/deforestacion-y-el-surgimiento-de-nuevas-epidemias/)
[v] Norberg, J. “Grandes avances de la Humanidad” (2016); Buenos Aires. Ed.: El Ateneo. Traductora: Ana Bello. P. 159
[vi] https://www.nasa.gov/feature/ames/human-activity-in-china-and-india-dominates-the-greening-of-earth-nasa-study-shows
[vii] https://www.atmos-chem-phys.net/18/15003/2018/acp-18-15003-2018.pdf
[viii] https://datos.bancomundial.org/indicador/EN.ATM.CO2E.PC?most_recent_value_desc=true&view=map&year=1972
[ix] https://datos.bancomundial.org/indicador/EN.ATM.CO2E.PC?most_recent_value_desc=true&view=map&year=1972
[x] Véase también: (http://debatime.com.ar/greta-thunberg-el-negocio-de-la-revolucion/)
[xi] Spencer, H. “El hombre contra el Estado” (1953) [1884]; Buenos Aires. Ed.: Aguilar. Pp. 111, 112, 113
[xii] Bastiat , F. “Obras Escogidas”. Editado por Cabrillo, F. Traducción Rodríguez, P. A. 2da. ed. Madrid: Unión Editorial, 2009. P. 205
[xiii] Ob. cit. p. 206
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[…] http://debatime.com.ar/el-lockdown-y-la-destruccion-de-la-estructura-economica/?fbclid=IwAR3oudYvCWy… […]
[…] hecho nuestras críticas al liberalismo clásico en dos escritos: Los neomaritaineanos[1] y Liberalismo clásico, constitucionalismo y orden social cristiano[2]. Pero a […]
[…] [xiv] Ver: http://debatime.com.ar/derechos-de-propiedad-el-escarmiento-del-proyecto-ecologista/ […]