Inkglings, lo que los unía
A continuación, transcribo un fragmento de Los Inklings de Humphrey Carpenter:
“Tolkien era católico romano, con una visión completamente tradicional. Pensaba que los sacramentos eran lo más importante de la vida cristiana. No creía que la interpretación de la cristiandad fuese algo crucial; lo verdaderamente importante (desde su punto de vista) era la asistencia regular a misa y hacer la Comunión solo después de una Confesión preparatoria. Eso, junto con sus oraciones en privado, constituía el centro de su vida espiritual.
Lewis, por el contrario, consideraba importantes los sacramentos, pero no la base de su fe. Se había hecho cristiano después de una larga lucha intelectual, de ahí que prestara tanta atención en sus obras a la justificación intelectual de la cristiandad.
En cuanto a Williams, en ocasiones pudo y llegó a torcer el brazo a la justificación intelectual de la cristiandad – por ejemplo, en su libro Bajó del Cielo, donde se muestra tan capaz como Lewis de argumentar razonablemente sobre el tema de la doctrina y las creencias. Pero no era ahí donde Williams tenía puesto el corazón. Su visión de la cristiandad era idiosincrásica por dos razones: primera, porque era poeta, y muchos de sus escritos sobre teología son, de hecho, visiones poéticas en lugar de argumentos racionales; segunda, por su interés en las alternativas neomágicas de la Iglesia. Sus doctrinas principales, la Coinherencia, la Teología Romántica y el Amor Sustituido, reflejan su participación anterior en el Rosicrucianismo y en el Amanecer Dorado. En consecuencia, hay una pequeña semejanza entre la cristiandad chestertoniana y refrescante de Lewis y el mundo esotérico ocupado por Williams y sus discípulos.
En cuanto a Barfield, su enfoque de la cristiandad tiene muy poco que ver con cualquiera de los otros tres. Mientras que Lewis ha llegado a creer en Dios a través de un idealismo objetivo y exterior, Barfield ha llegado a su cristiandad antroposófica mediante una exploración interna propia, así como explorando la naturaleza interna de la mente y la imaginación humana. Si Chesterton feu, en su momento, uno de los principales guías de Lewis, la mayor influencia en la <<conversión>> de Barfield fue Coleridge. Además, antes de la guerra del 39, Barfield se consideraba exclusivamente antroposofista y no era miembro practicante de ninguna iglesia cristiana. Después de la guerra formó parte de la Iglesia Anglicana, pero conservó sus creencias (tomadas de Steiner) en la reencarnación y la continua revelación personal de Dios. Lewis objetaba ambas doctrinas, afirmaba que ningún cristiano podía creer en la reencarnación y que la revelación personal era cosa del pasado una vez que se estableció el canon de las Escrituras. Cuando Lewis y Barfield publicaron sus obras acerca de sus creencias se pudo ver que estaban muy lejos uno del otro. Lewis aceptó la imagen del mundo de los cristianos como una verdad literal (de hecho era muy fundamentalista) y se impuso como deber defenderla. También se preocupaba frecuentemente de los problemas éticos de la conducta cristiana, así como de sus aspectos prácticos, como el rezo. Barfield concentró su atención en explicar y defender el punto de vista de la existencia que sostenía Rudolf Steiner sin preocuparse seriamente de los problemas éticos o prácticos. Lewis expresó las profundas diferencias que existían entre él y Barfield cuando comentó de su amigo: <<Ha leído los libros adecuados, pero ha sacado la parte equivocada de cada una de ellos. Es como si hablara tu lengua, pero no lo pronunciase debidamente>>.
Por tanto, se puede decir que el término de <<cristianos de Oxford>> no tiene demasiado sentido. No sucede lo mismo con las ideas de que tenían un punto de vista académico común. Lewis, Tolkien y Williams eran todos expertos en inglés y literatura, pero también en esto sus áreas de trabajo eran muy diferentes. Tolkien se había dedicado al estudio del anglosajón y los inicios de la Edad Media, así como a las lenguas germánicas. Además, lo enfocó a través de la filología. Su obra académica se distinguió por una gran perspectiva y no tenía nada de pedante, aunque no era una labor de gran precisión y exactitud, con un detallado estudio de las nimiedades de la literatura inicial.”
Fuente: Carpenter, Humphrey, Los Inklings, Capítulo 4. Un zorro que no existe
Ultimos Comentarios
[…] http://debatime.com.ar/el-lockdown-y-la-destruccion-de-la-estructura-economica/?fbclid=IwAR3oudYvCWy… […]
[…] hecho nuestras críticas al liberalismo clásico en dos escritos: Los neomaritaineanos[1] y Liberalismo clásico, constitucionalismo y orden social cristiano[2]. Pero a […]
[…] [xiv] Ver: http://debatime.com.ar/derechos-de-propiedad-el-escarmiento-del-proyecto-ecologista/ […]